Texto por:
José Manuel Barbier Orozco
10°A - Colegio Benedictino de Santa María
Uruguay
es un país de Suramérica. Ubicado en el sureste del continente y limitando en
el norte con Brasil, en el Oeste con Argentina, y en el sur y este con el
Océano Atlántico, este país declarado independiente en el año 1825 ha sido
estigmatizado en su modernidad como un territorio pacífico, calmado y seguro.
Una enorme mentira para como se encuentra su situación actual, y es que sucede
que este país subdesarrollado sufre muchos problemas en su modernidad y
actualidad, una realidad que parte desde factores como el narcotráfico hasta
una alarmante falta de independencia en cuanto a su cultura, una realidad que
frena radicalmente al país de poder progresar y subir su rango como potencia en
un territorio lleno de potencial para progresar y subirse al primer mundo.
En
primer lugar, el más grande problema de Uruguay en su actualidad es su alto
descuido en cuanto al narcotráfico, pues resulta que Uruguay es un país
utilizado de manera potencialmente estratégica por traficantes de drogas para
llevar sus cargamentos a Europa, puesto que, en su actualidad, el suramericano
país no destina una cantidad suficiente de fondos a la protección y seguridad
de sus puertos marítimos o aéreos, lo que resulta en un fácil método de enviar
mercancía ilegal a Europa y al resto del mundo, al punto que el canal alemán DW
(Deutsche Welle) lo ha nombrado el nuevo centro mundial para el narcotráfico.
Otro de sus problemas radica en un hueco cuando se trata de una cultura propia,
y es que sucede que una parte de su cultura se ve atada de cierta manera a las
culturas Argentina y Brasileña, propia de sus dos vecinos terrenales. El caso
radica en que algunas de las músicas típicas del suroriental país latino son
géneros que tomaron de sus vecinos, como por ejemplo el gato, el malambo y la
huella de Argentina y la cifra, la milonga y la habanera en el caso de Brasil.
Otra de las dificultades en este país se define por una considerable falta de
seguridad en cuanto a bandas o grupos armados, y es que en un país de
aproximadamente 3’500.000 habitantes (una población considerablemente pequeña
si la comparas con otros países más grandes de Latinoamérica como Colombia con
casi 50’000.000) los movimientos y sus acciones, tanto positivas como
negativas, son mucho más notable y si sus intenciones no son las mejores
podrían fácilmente damnificar al país de una manera notable, así como a sus
habitantes. Finalmente, algo que arrastra hacia atrás el país, aunque no es
algo que en su totalidad pueda controlar, es una reputación estancada en el
tiempo de un terreno “estable y seguro”, una imagen de un país que, tal vez
hace unos años enfrentaba situaciones diferentes a la actual, pero esta imagen
no es actualizada con ellos, dejándoles cierta ancla que no les permite salir
adelante.
Sin
embargo, que Uruguay tenga varios aspectos que lo anclen a un sub-desarrollo no
significa que no tenga formas de sobresalir y de mejorar su rendimiento a nivel
mundial.
Para
comenzar, pese a que Uruguay vive una situación algo compleja, también posee
ideales de seguridad firmes y que le son útiles para ponerlos en práctica y
mejorar el país, gracias a su expresidente José Mujica. Además, el país, además
del arroz y la carne bovina como productos principales de exportación, a su vez
posee una pasta química derivada de la madera, y si bien esta es exportada como
materia prima, es perfectamente posible utilizarla para crear productos de
utilidad diversa y con conocimientos aplicados, lo que le darían una ventaja
para subirse al podio de Nuevos Países Industrializados (N.P.I.). También el
país es relativamente de pequeño tamaño terrenal, en comparación a otros países
de su continente como Brasil, Argentina, Colombia, entre otros. Y a pesar de
que esto podría verse como una desventaja, a su vez simplifica la labor de
brindar mayor seguridad a los puertos de estos, al ser en relación menor
cantidad que otros países que cubran más terreno costero. Finalmente, pero no
menos importante, es cierto que Uruguay vive ciertas situaciones difíciles en
cuanto al narcotráfico y la seguridad, pero económicamente, durante los
recientes años, no ha sufrido ningún problema que se pueda considerar crítico o
amenazante en gran proporción para el sistema del país.
En
síntesis, Uruguay tiene sus problemas y anclas, como todo país latinoamericano,
que lo mantienen en el tercer mundo, pero esto no quiere decir que, aplicando
las bases que tiene de forma apropiada, no pueda llegar a desarrollarse a
grandes niveles e industrializarse para salir adelante.
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